Conoce al muñeco diabólico en el que está inspirado Chucky
No importa cuántos años han pasado desde el estreno de la película Child’s Play, Chucky continúa siendo uno de los personajes más emblemáticos del cine de terror. Si viste las películas del muñeco diabólico cuando eras tan sólo un niñe, seguramente viviste aterrorizade de que alguno de tus juguetes cobrara vida e intentara asesinarte.
Muy probablemente con el pasar de los años tus temores se disiparon. Sin embargo, no deberías cantar victoria tan rápido. Don Mancini, el creador de Chucky, basó su película en la historia real de Robert, el muñeco maldito. Si quieres enterarte de esta aterradora historia, te recomendamos seguir leyendo, y tener ropa interior limpia a la mano – ya sabes, por si acaso.
El origen de Robert
Robert es un muñeco que perteneció al pintor Robert Eugene Otto. De acuerdo con la leyenda, todo comenzó a inicios del siglo XX cuando Eugene era niño, y recibió al muñeco como un regalo por parte de una de las criadas de la familia. Se dice que la criada, proveniente de las Bahamas, practicaba magia negra y vudú, por lo que dio el regalo como venganza por el maltrato que recibía por parte de los padres de Eugene.
El muñeco de un metro de altura porta un traje blanco de marinero, y sostiene un pequeño león de peluche. El joven Eugene estaba encantado con el muñeco, tanto que incluso le puso su propio nombre, hablaba con él, y procuraba tenerlo siempre a su lado. Sin embargo, no deberías dejar que su apariencia inocente te engañe.
Con el tiempo comenzaron a pasar cosas extrañas. Los padres de Eugene se preocuparon al escuchar a su hijo hablando con alguien más cuando éste se encontraba encerrado en su habitación. En la casa también sucedían cosas extrañas: juguetes rotos, cosas fuera de lugar, etc. Cuando esto ocurría, Eugene se mostraba aterrorizado y decía que Robert lo había hecho.
Reportes aterradores
Los vecinos afirmaron que cuando la familia Otto no se encontraba en casa, podían ver al muñeco deambulando por la propiedad, o asomado en las ventanas, como si éste se moviera por sí solo. Además, los padres de Eugene solían encontrar a su hijo llorando cuando estaba en compañía de Robert.
A menudo, los padres de Eugene se despertaban en la noche por los gritos desesperados de su hijo que sonaban como si estuviera siendo asesinado violentamente. Cuando los padres llegaban a la habitación, Robert siempre se encontraba junto a la cama de Eugene.
Después de varios sucesos que parecían no tener explicación lógica, los padres de Eugene decidieron dejar al muñeco en el ático. No quisieron deshacerse de él por el apego que Eugene le tenía, y por temor a que algo malo sucediera si lo desechaban. Con el paso del tiempo el niño creció y dejó la casa de sus padres, pero esto no fue el final de la historia.
La venganza continúa
Al morir sus padres, Eugene heredó la casa de su infancia, y fue a vivir ahí con su esposa. Al mudarse a la casa de sus padres, se encontró a su viejo amigo Robert y volvió a estar muy unido a él. Eugene le dio a Robert su propia habitación y un lugar en la mesa. Estas acciones consternaron mucho a la esposa de Eugene, quien quería conservar a Robert en el ático – pero sus peticiones no fueron escuchadas.
Después de la muerte de Eugene, su esposa vendió la casa con todo y el muñeco. La casa pasó a manos de Myrtle Reuters, y se dice que su hija fue aterrorizada por Robert del mismo modo que Eugene cuando era niño. La niña que dijo ser atacada por Robert, ha sostenido las afirmaciones siendo adulta.
¿Qué fue del muñeco maldito?
Al ver cómo aterrorizaba a su hija, Myrtle decidió deshacerse de Robert. El muñeco fue donado al museo Fort East Martello en 1994, lugar donde se encuentra actualmente. Sin embargo, su reinado de terror no ha terminado. A pesar de que se encuentra dentro de una vitrina, algunes trabajadores del museo afirman que el muñeco cambia de posición durante la noche, y parece deambular por el museo.
Entre les visitantes se cuenta el rumor de que Robert maldice a cualquiera que le falte al respeto, o intente tomarle una fotografía sin pedirle permiso antes. Una serie de visitantes han escrito cartas de disculpa a Robert después de experimentar una racha de mala suerte después de faltarle al respeto. Estas cartas pueden verse pegadas en las paredes del cuarto donde Robert se encuentra.
Algunes visitantes también aseguran que las fotografías salen defectuosas, o sus cámaras dejan de funcionar al intentar fotografiar al muñeco y no reanudan su funcionamiento hasta que les visitantes se encuentran fuera del museo.